Desenfreno futbolero
El contexto que se vive antes, durante y después de un partido de la Selección chilena se palpita en diversos sectores y de diversas formas. Los colores políticos quedan de lado, y muchos se suman a una fiesta que dura tan sólo 90 minutos. Como si fuese una estampida, un centenar de hinchas saturan el transporte público, cada uno con la ilusión de no perderse ningún minuto del encuentro. Sin embargo, la ansiedad y expectación se apodera de cada chileno que coloca su ilusión en once jugadores. Pareciera que durante un mero partido de fútbol, los problemas y las desavenencias de la vida quedaran en segundo lugar.El duelo comenzó. Ya está todo listo y dispuesto para una victoria de Chile, o tal vez, qué resultado se irá a dar en el juego. El público silente, expectante, impaciente, y a la vez, optimista. Todos centran el foco de interés en un televisor, pensando quizás que se encuentran en el estadio junto a toda la marea roja, pero no. Están a miles de kilómetros alentando por su selección. Esta pareciera ser la excusa para reunirse. Pareciera ser la instancia donde la rutina que tanto separa, ahora no puede contra este desenfreno futbolero. Obviamente, y como dicta el ritual, no hay partido que no esté acompañado de algo para beber y comer, y qué mejor que aprovechar el entretiempo para comprar y prepararse para la segunda mitad.Nuevamente en marcha el partido, y ambas escuadras ya están instaladas para continuar con el juego. La Roja de todos, como coloquialmente se llama, empata uno a uno con su similar de Bolivia. El reloj hace lo suyo, y el tiempo no perdona. Avanzan los minutos y no hay indicio de que exista alguna modificación en la paridad. Pero como dice el dicho: “el partido se juega hasta los 90 minutos”, y una sanción del árbitro dictamina penal a favor de Chile. Otra vez. Todos en silencio. No hay nada que quite la atención sobre el televisor. Arturo Vidal se coloca desde el punto penal para ejecutar el tiro. Comenzó esa carrera de ilusión y expectación, la pelota ya va en dirección al arco y se cuela en la portería del meta boliviano. ¡Hay gol de Chile! El grito es ensordecedor, y el ambiente tenso se transforma en un carnaval.Ya terminó el partido, y la escuadra chilena consigue su primer triunfo en tierras norteamericanas. Poco a poco comienzan a llegar todos al punto de celebración, tanto comerciantes como hinchas, quienes no saben que en tan sólo dos semanas más, se volverán a reunir porque su equipo se coronará campeón de América por segunda vez consecutiva.