“La Usach nos inculcó ser las mejores profesionales de salud”

Reconoce que durante enseñanza media siempre quiso estudiar una carrera ligada a la salud. Primero pensó en Medicina, luego Enfermería. Sin embargo, al momento de presentarse a dar la Prueba de Selección Universitaria aparecieron los fantasmas de la desorientación. Camila Pardo estudiaba en un liceo de Matucana, que está a un costado de la Usach. La Feria del Postulante en nuestra Universidad fue clave para decidir su futuro, en particular un stand de Bachillerato. Fue acogida por tres estudiantes quienes la convencieron de ingresar al Programa. “Yo quería estudiar en la Universidad de Santiago, y Bachillerato daba la opción de ingresar por ranking a ciertas carreras del Plantel”, recuerda.

En la PSU ponderó 640 puntos. Irremediablemente sus intenciones de estudiar Medicina o Enfermería se escapaban de la realidad. No quedó en ninguna de las carreras a las que postuló. Esa misma tarde, le llegó un correo de la Usach, informándole que por sus notas podía ingresar al Programa de Alumnos de Excelencia de Bachillerato; estaba dentro del 5% de los mejores promedios de los establecimientos municipalizados. Su promedio era 6.8. 

Camila es la hija mayor de una familia de cuatro hermanos; primera generación en ingresar a la Universidad.

¿Estar en un colegio tan cercano a la Usach, te entregó una motivación extra por ingresar a nuestra Casa de Estudios?

-Sí, yo siempre quise estudiar en la Usach. Vivía en la comuna de Padre Hurtado, que estaba llena de Liceos Técnicos, pero yo quería estar en un Liceo Científico Humanista, porque mi meta era ingresar a la Universidad y por eso terminé estudiando en Santiago. Desde chica observé la situación económica de mi familia que era bien precaria. Vivíamos en una mediagua. Ya cuando cursaba enseñanza media mejoró algo, pero éramos clase media baja. Fue en esa época cuando mis papás pidieron un crédito para comprar una casa. Ya en la Usach, tuve las Becas Presidente de la República y Bicentenario. Pagaba una mensualidad de 40 mil pesos cuando estaba en Bachillerato. Luego tuve que optar al Fondo Solidario, porque la situación económica en mi familia se volvió a complicar.

En Bachillerato tuve matemática de nuevo y ahí nos dábamos cuenta de la real base educacional que traíamos desde nuestros colegios. Era mucha la diferencia. Entre todos nos ayudábamos. Había muchos grupos de estudios. Nosotros éramos más de 200 alumnos. Había un ambiente rico en Bachillerato. Nunca sentí que hubiese diferencias sociales.

Obstetricia: la segunda estación.

¿En qué momento llegas a la conclusión que es la Licenciatura en Obstetricia y Puericultura, lo tuyo?

-En el segundo semestre de Bachillerato, cuando las Facultades fueron a hacernos charlas. Presentaban sus programas, su visión y misión. Te voy a ser muy sincera. El día que le tocó ir a Obstetricia y Puericultura, no tenía idea de qué se trataba la carrera. Pensé que eran solo aquellas  profesionales que atienden partos, pero con la charla al momento que presentaron la malla curricular se me abrió un mundo. Me interesó el acompañamiento a la mujer en la atención primaria de salud, atender adolescentes, el asunto de los anticonceptivos, sin embargo terminé siendo matrona de neonatología. Actualmente estoy en el Hospital Regional de Concepción, pero estuve antes en el Hospital San Juan de Dios cuatro años. Partí en el Hospital San Borja Arriarán como matrona de lactancia. Curiosamente siempre dije que nunca iba a trabajar en Neo, pero mi internado me gustó tanto que cambié de opinión. Recuerdo que mi práctica de consultorio la hice en Cartagena. La Usach me facilitó un hogar donde vivir, donde no pague nada. Todo fue costo de la Universidad.

Soy de la Usach, yo puedo

Camila reconoce en la Universidad de Santiago la diversidad en todo sentido y la calidez humana de los profesores, administrativos y de las tías del aseo. Actualmente Vive con su pareja en Concepción. Curiosamente también se llama Camila, es enfermera y ambas trabajan a honorarios en la salud pública. La egresada de la Usach recuerda con humor que se conocieron discutiendo por Facebook respecto al campo laboral de sus profesiones. 

¿Cómo te marcó la Usach en tu paso por los centros asistenciales en los que has prestado servicio?

-Yo creo que su sello está en la capacidad de adaptación. Uno sale de la Universidad queriendo cambiar el mundo y creyendo que en los hospitales hay recursos para todos, pero te das cuenta que falta presupuesto o que hay colegas que no son tan amables como esperas. Las profesoras nos decían que teníamos que adaptarnos a todo e ingeniárselas; estar preocupadas por el cuidado del paciente y demostrar que salimos de la Usach, que no era cualquier Universidad, que teníamos que ser las mejores; que podíamos ser Presidenta de la República si nos lo proponíamos, porque el Plantel había entregado todas las herramientas para cumplir con cualquier desafío. La frase era “salí de la U. de Santiago, yo puedo”.  Las académicas de la Neonatología nos insistían en que no había espacio para ambigüedades, teníamos que ser las mejores. La Usach abrió mi mente a un mundo que desconocía y eso es potente.

Camila y Camila se proyectan. Llevan 1 año y 8 meses viviendo juntas. No descartan adoptar un bebé o buscarlo a través de la inseminación artificial. Mientras tanto, desde sus distintas profesiones sueñan día a día como tantos chilenos con que el Coronavirus termine y podamos retomar una vida más normal. “Uno va a trabajar y si bien yo no veo pacientes con COVID el miedo siempre está, pero es muy cuático porque ese temor es cuando me dirijo hacia el hospital.Estando dentro, es como que te cambia el chip y uno sabe lo que tiene que hacer tomando todas las medidas de seguridad. A veces con los turnos de 24 horas hasta olvido que estamos en condición de pandemia”.