“La Usach entrega a sus profesionales la versatilidad que requiere el mundo laboral”

Es primera generación de su familia en egresar de la Universidad. Estudió Ingeniería en Alimentos durante un año, pero –  con humor afirma- “fue solo un chascarro en mi vida”. Carolina Saravia recuerda que en esa época no deseaba estar encerrada entre cuatro paredes. Su norte fue dar, por segunda vez, la Prueba de Aptitud Académica y su opción fue la carrera de enfermería en la Universidad de Santiago.

¿Cuál fue tu primer acercamiento con nuestro Plantel?
Fui a la Feria del Postulante, pero yo conocía desde mucho antes la Usach. Estaba en el colegio y  me llevaron a competir en las Olimpiadas del Conocimiento. Era una alumna destacada y pasé a segunda fase. La U. de Santiago al momento de postular reconocía las buenas notas que tenía del Colegio Municipal de dónde provenía y me dio una bonificación en el puntaje. Me aseguré y quedé en la carrera.
Mi primera impresión cuando llegué a la Universidad fue lo enorme que era. Salir de un colegio chiquitito y entrar a un campus que era gigante y maravilloso, donde todo estaba en el mismo lugar, me encantó. Mi Facultad estaba, eso sí, recién formándose. Las salas eran pequeñas, de madera y ubicadas cerca de la Avenida Portales. En esa época eran solo tres carreras: medicina, obstetricia y enfermería, todos nos conocíamos, así que había más interacción. El quiosco era el centro de convergencia de todos. A los lados estaban los pastos de ciencias, que poco pude disfrutarlos porque vivíamos cargadas de pruebas, aunque más de alguna vez estuve allí y fui un poco revoltosa.

¿Cuál fue la reacción de tu familia al enterarse que quedaste en la Universidad y posteriormente con tu egreso y titulación?
Yo soy primera generación de mi familia materna en entrar a la Educación Superior. Mi mamá es mamá soltera. Estaba orgullosísima. A ella le agradezco el empuje. Mi única obligación después de salir del colegio era entrar a la Universidad. Siempre me lo dijo. Ese era el objetivo. No había otro camino. Económicamente también nos costó, aunque yo siempre obtuve becas y crédito. Sin embargo, había gastos que no se percibían en el arancel. Mi mamá es la menor de 13 hermanos. Sentir que ella salió adelante sola conmigo, aunque tenemos una familia adoptiva detrás que nos ayudó mucho, me demuestra que ella fue el gran puntal de lo que soy, ya que siempre tuvo más claro que yo cuál era la carrera que me serviría en el futuro. Vivíamos en Vitacura con este matrimonio adoptivo que tenía tres hijos, a los cuales considero mis hermanos y a ellos los quiero como mis abuelos.

¿Hubo influencia también de esa familia adoptiva para que crecieras en tu formación profesional?
Ellos son todos profesionales y, en cierto modo, con su ejemplo también me impulsaron a que entrara a la Universidad. Mi mamá es costurera. Yo tenía en la Usach la Beca Mineduc y otra beca que me aportaba dinero. Era grandioso, porque cuando se acumulaban como tres meses, me sentía millonaria con 40 lucas. Vivía en Vitacura por casualidad, porque allí vivía mi familia adoptiva, pero me tildaban como la cuica de mis compañeras. Sin embargo, si no marchaba, sabía que no tendría el crédito y por ende no podía estudiar. Siempre me sentí identificada con los movimientos estudiantiles.

El camino laboral y el sello Usach

Eres directora técnica del Centro Especializado en Tratamiento de Heridas, CATH, ¿cómo fue ese tránsito profesional hasta llegar a ese cargo?
Yo egresé de la Usach el 2002 y el 2004 llegué a la clínica. Estuve un tiempo antes en un consultorio en Colina. Yo salí de la Universidad en un momento en que las enfermeras éramos muy cotizadas. Aún no daba mi examen de grado y ya me estaban llamando porque me necesitaban. Salí en diciembre y el 15 de enero del 2003 estaba laborando. Este primer trabajo me llevó a conocer CATH, porque me enviaron a capacitarme en tratamiento avanzado de heridas, para implementarlo en el consultorio. Al poco tiempo recibí un llamado de la clínica para desempeñarme allá. Desde el 2007 soy la enfermera jefa y hace tres años soy la directora técnica. Un día, estando en el internado aun vi un reportaje televisivo sobre esta clínica y la evolución de un paciente con heridas graves, que con ese tratamiento sanaba. Recuerdo haberle dicho a mi mamá, que ahí quería trabajar. Voy a cumplir 16 años en CATH haciendo lo que más me gusta. Además, hago clases como especialista en distintas universidades.

¿Has vuelto a la Usach?

Hace 7 años estuve apoyando a la Facultad en un pequeño curso que hicieron las enfermeras sobre el tema de heridas. Siempre ha sido un proyecto y un deseo hacer clases en la Universidad de Santiago. Me encantaría que las enfermeras de la Usach pudiesen salir con mi especialidad o con más profundidad en el tema después del pregrado. Son sueños que quisiera cumplir y ojalá se den más adelante. Quisiera aportar un plus u otra mirada a mi Escuela y a las enfermeras de mi Universidad…me encantaría.

¿Qué te dejó en lo profesional nuestro Plantel?
Yo creo que la Usach es el mejor lugar donde conocer de todo; imagínate que yo tenía compañeros de fuera de Santiago, de todas clases sociales, en realidad éramos todos esforzados; te proporciona una visión humana de lo que pasa. La realidad de Chile está en los hospitales públicos. La Usach te permite entender desde la política y lo social por qué la gente protesta ahora y por qué hay tanta desigualdad. Uno en el Pregrado te quejas que faltan implementos o que tienes que modificar algunas cosas que no es lo que te dice la técnica, pero en realidad la Universidad te prepara para todos los posibles escenarios en que te toque desempeñarte. Esa versatilidad te la da la Usach. Uno se vuelve creativo, llevando los conocimientos y adaptándolos a las condiciones en que vas a trabajar. Esa es la gran fortaleza de los egresados de nuestra Universidad. Tengo médicos y enfermeras de la Usach trabajando conmigo y me encanta su perfil. Se nota que somos usachinos. Ser hijos del rigor nos hace más empáticos, sociales, humanitarios.

¿Cómo recibiste la noticia que el personal de aseo y de seguridad de nuestro Casa de Estudios dejaban la precariedad del subcontrato?
Me sentí orgullosa. Creo que es la única Universidad del país que ha tratado de disminuir esta brecha social, tema que, en general, es lo que ha estado en el último tiempo en las noticias. Recuerdo que a los tíos del aseo siempre se les trataba con mucho respeto, pero darles este plus, hacerlos sentir parte de un lugar donde trabajan y que nuestra Universidad se haga responsable de sus estudios, los dignifica aun más.