“La Universidad de Santiago me formó como docente e hizo un cambio radical en mi vida”

Juan Pablo Cid Ugalde estudió Química en la Universidad de Chile y trabajó en el área privada alrededor de 15 años, pero tiempo después sintió la vocación por la docencia. Gracias al Programa de Prosecución de Pedagogía en Química y Biología de la Universidad de Santiago, pudo validar sus estudios, actualizarlos y desempeñarse como profesor de enseñanza básica y media.

¿Cómo fue la sensación de enfrentar a un curso, ya no como alumno sino como profesor?

Alrededor de los 15 años surgió mi vocación por la química. Una maestra del Liceo de Aplicación me orientó, porque advertía que mis capacidades estaban más dirigidas hacia las ciencias que a las humanidades. En ese entonces yo era un muchacho muy tímido, pero es en la Universidad donde se genera mi cambio de personalidad.  Dicté mis primeras clases en el Aplicación; fue como devolverle la mano al liceo en el que estudié. Allí llegué justo durante la revolución pingüina.

¿Qué recuerda de su prosecución de estudios en la Usach?

Uno tiene que tener un título de otra actividad en Química para validar todas las asignaturas relacionadas con esta materia. Los ramos que debí acoplar fueron las pedagogías y tuve que pasar de nuevo por fisicoquímica, química orgánica y por farmacología, entre otros que son temas propios de la carrera que inicialmente había hecho. Fueron 3 años, bien completos, que en definitiva son como los 5 años que corresponden a la pedagogía. Obviamente uno se somete a entrevistas y a una selección. No es llegar y entrar a este Programa de la Usach.

¿Advierte usted un déficit de profesores de química en el país?

Yo comencé a hacer clases formales en 2010, y 4 años más tarde pasé al Liceo de Aplicación. Antes del Programa de Prosecución de Pedagogía en la Usach, ejercí la docencia con un permiso especial otorgado por el Ministerio de Educación justamente por la carencia de profesores. Esto ocurre mucho también con Matemática. Yo creo que el profesorado de química, en general, tiende a replicar algunos errores que se relacionan con un proceso de aprendizaje de memoria, tedioso, muy teórico y que no va de la mano con los nuevos tiempos. El profesor de química en general, sigue la misma pauta que recibió. La docencia debe salir de la sala de clases. El quiebre se logra con la innovación.

¿Qué significa para usted la Universidad de Santiago de Chile?

La Usach se caracteriza por la integración. El hecho que esté todas las Escuelas y Facultades estén dentro de un mismo Campus ayuda muchísimo, pero en particular la U. de Santiago me brindó la oportunidad de hacer un cambio radical en mi vida. Salir de un laboratorio farmacéutico para hacer docencia me mostró otro mundo, en el que pude aterrizar todo lo que aplicaba en la industria para ahora enseñarlo a nuevas generaciones. La Usach es la responsable del desarrollo de habilidades que tenía escondidas. Creo que la Universidad fue clave en este éxito académico que recién está comenzando y sigo unido al Plantel. Con la Facultad de Química y Biología, la VIME, la Escuela de Ingeniería he buscado un desarrollo extra para ver si podemos instalar algunos equipos de química con meteorología en el liceo.

El éxito de su nuevo orden de la tabla periódica

La tabla periódica sin lugar a dudas tiene detractores y seguidores entre los alumnos de enseñanza media, pero no pasa desapercibida. Juan Pablo Cid se propuso modificarla con el fin de que los estudiantes la comprendieran mejor. Ordenó sus elementos y tal fue su éxito que ha sido invitado a realizar diversas charlas en congresos internacionales.

¿Podría contarnos de este reordenamiento y cómo se recibió su trabajo en el extranjero?

El 2016 se completó la tabla periódica con el periodo 7 y los 4 elementos nuevos que se habían creado. Fue lo mismo que cuando llenas un álbum de láminas. Los ordené bajo el principio de exclusión de Pauli y de la configuración electrónica de los elementos químicos. Se trató de un diseño que por sus colores y nomenclatura se hace más comprensible y amigable para todos los estudiantes, tanto de secundaria como universitarios. El nuevo ordenamiento incluye un tablero y una baraja de cartas que lo hace más lúdico. Esto fue parte de mi tesis en la Usach y el año 2019 cuando fue el año internacional de la tabla periódica fue también el momento para sacar a la luz este trabajo. Lo envíe a la Unión Internacional de Química para ver posibilidades de que fuera expuesto en Francia. Hicimos una conexión vía streaming desde el Liceo de Aplicación. Fui luego a Paris a explicarlo. Me dijeron incluso que mi trabajo podría ser declarado como material de buenas prácticas pedagógicas para ser usado en todo el mundo y fui el único chileno participante del cuarto congreso IUPAC, en San Petersburgo. Todo este reconocimiento ha sido como una bola de nieve.

El profesor Karim

El año que Juan Pablo Cid ingresa a hacer clases al Liceo de Aplicación vislumbró que una de las formas de captar la atención de sus alumnos era a través de la actuación. En reuniones familiares se divertía haciendo un personaje. Un colega suyo de Música le sugirió llevar ese entretenimiento al aula. Cid se disfrazó como árabe y comenzó a hablar raro a su audiencia personificando al profesor Karim.

¿Cuál fue el impacto de sus alumnos de octavo básico al ver por primera vez a este personaje?

Me presenté como su nuevo profesor de química, pasé la lista y este proceso duró todo un semestre. Los jóvenes esperaban cada semana que llegara este maestro distinto. Se encantaron con el personaje, se sintieron en confianza, se generó una dinámica de autoaprendizaje. Al término del semestre apareció Juan Pablo Cid, pero el profesor Karim reaparece a menudo en los laboratorios para las actividades prácticas. Karim es como mi alter ego. Me río de mí mismo y eso también ayuda a que la pedagogía sea más didáctica. Han pasado 6 años desde su aparición y hemos detectado aumentos sustanciales en promedios de las pruebas SIMCE y PSU, pero sin duda es en la Sociedad de Ciencias Aplicadas del Liceo de Aplicación (Sodeca), donde se advierte el impacto de esta metodología. De allí han surgido nuevos ingenieros, biólogos, arquitectos, astrónomos y profesores de ciencias.